domingo, 11 de noviembre de 2012

Volverte a ver

Vainilla volvió al pueblo con sus amigos pero se acordó de Vi.....
Pervinca se había querido quedar con el enemigo pero no de mentira como la otra vez. Esta vez iba en serio su decisión. Gri también estaba muy preocupado, podía darse el caso de no volver a ver a Pervinca más, y esta idea le molía el corazón. Todos estaban muy preocupados, pero mientras tanto Pervinca pasaba de todo: no estaba hipnotizada,no la habían poseído; había elegido su destino.....No un destino bueno, aunque ella pensaba que si
(Mientras tanto en la aldea)
-¡Eo Flox!He descubierto una cosa.....
-Vainilla ya lo sabemos todos.....que si giras el grifo a la izquierda sale agua caliente......no es un descubrimiento...
-¡Que hablas! yo digo que he descubierto que Jim es un mago de la oscuridad
-¡Yeah!Uno mas
-¿Enserio que solo te importa eso?
-No sé que me puede importar.....
-Que se puede aliar al enemigo -agarrándole de la camisa y llorando-¡No quiero que pase eso!
-Vale....Lo primero....¡sueltame! y lo segundo tu,yo y el resto del mundo sabe que eso no va a pasar
-Estoy muy mal necesito a Vi....
-Ya volverá no podrá quedarse con ellos bueno con todo eso Gri da una reunión para los niños. Se rumorea que es sobre eso
-Deberíamos ir....¿no?
-Vainilla, no se si te has dado cuenta pero....ya no somos “niños”
-Ay Flox, ya se que no somos niños, pero el tema nos incumbe a nosotras, venga...-rogó la chica con carita de perrito triste.
-Babú...pareceremos tontas....
-¡Si no vienes tu te llevare yo!-exclamo dirándole del brazo
-¡HEY!-grito exasperada- ¿De quien diantres has aprendido eso?
-Vivir tanto tiempo con una bruja de la oscuridad influye, ¡VAMOS!
Mientras se encaminaban hacia la caseta del capitán, mientras observaban que todos los niños de Fairy oak, parecía que hacia siglos que no vivían esa experiencia. Grisam se acercó con muchisimos papeles desordenados en sus manos.
-Grisam, amigo mio, ¿necesitas ayuda?- sonrió Flox-¿O prefieres que las cartitas de amor para Pervinca caigan al suelo?
-¡FLOX!-se sonrojó Grisam-No son cartas de amor para Vi, además, aunque lo fueran no seria cosa tuya-terminó mientras fruncía levemente el ceño, mostrando no estar muy contento.
-Ay ya, ya, no te tienes que enfadar-contesto seriamente Flox
-Perdón Flox...es que...echo de menos a Vi...-comentó con la cabeza baja.
Vainilla iba a decir algo, pero un chico de aproximadamente unos 9 años llegó allí y tiró de la chaqueta de Grisam levemente con su pequeña mano.
-S-señor y-ya estamos lis-listos- tartamudeó con un tono ciertamente familiar.
-Bien, gracias, ahora mismo voy-se limitó a responder su capitán
Una vez lo perdieron de vista tras una esquina, Babú se atrevió de comentar algo.
-¡Guau!Ese chico se me hace familiar-dijo sin apartar la vista de la esquina
-Eh...Babú...-la miraron ambos, sin poder evitar unas pequeñas carcajadas
-¿Que pasa?-preguntó inocentemente
Sin poderlo evitarlo más comenzaron a reír.
-¿Porque os reís?-volvió interrogar la chica algo extrañada.
-Por nada, por nada-se repitió mientras respondía la chica de ropa con alegres colores.
(En un lugar no tan lejano...)
Pervinca miraba el cielo mientras veía las nubes traspasar su vista. De repente algo entrecorto su respiración y con un hechizo echo atrás al culpable. Giró la vista levemente con una sonrisa congelada en los labios y un secreto oculto tras ellos. Miró varias veces a aquel que se atrevió a molestarla antes de formular un silencioso cántico y dejarlo lleno de miedo, como si ya de nada sirviera vivir. Huyó de allí, aterrado de aquella joven, a buscar ayuda. Vi se sentó en el aire mientras volvía a contemplar el cielo, preguntándose a si misma que la había llevado a aquel lugar, luego lo pensó mejor y lo recordó. Recordó la razón por la cual aquel infierno era ahora su hogar. Esperó pacientemente a que alguien asomara por la puerta de su habitación, pidiendo explicaciones. Oyó un oscuro latido en la estancia y lo supo, él estaba allí, pensándolo bien, se había retrasado.
-Pervinca, entiendo que uses tu poder, no lo veo mal, pero no lo uses contra almas oscuras que aun pueden servir.
-Él me atacó, ¿querías acaso que me matara?-pregunto seriamente mientras se daba la vuelta para mirarlo a los ojos.
-No, pero no era necesario, sabias que no necesitabas herirlo tan bien como yo
-No me comprendes, Humulus-le repitió una vez más la chica-no me comprendes-dijo mientras desaparecia del lugar.
(Volviendo al pueblo, en una caseta abandonada de un anciano capitán...)
Ya estaban todos dentro de la caseta. Algunos chicos no podían aguantar la tensión del momento y se iban a alguna esquina esperando calmarse. Solo permanecían tranquilos, aparentemente, los tres jóvenes adultos. Hasta que un joven chiquillo se aventuro a formular una pregunta.
-Capitán, ¿por que nos a llamado?-preguntó mientras se armaba de valor para mirarlo a los ojos.
Grisam, el cuál parecía haber estado ausente todo aquel tiempo, reaccionó al fin.
-Bueno chicos, os he convocado aquí porque necesito vuestra ayuda, mejor dicho, mi amiga necesita vuestra ayuda-comenzó.
Miró a la ventana, pero todos los demás pequeños miraron a Vainilla. El joven, al percatarse, sonrío suavemente.
-Ella no es la amiga que necesita nuestra ayuda, mirad por la ventana y decidme que veis-dijo mientras dirigía su mirada nuevamente hacia el ventanal.
Seguidamente todos observaron lo que se contemplaba desde la ventana.
-Eh...la roca de Arrochar, capitán-respondió una joven magita.
-Así es, mi amiga...está atrapada allí y tenemos que ayudarla, comprendo si tenéis miedo y no queréis venir, pero nos ayudaría mucho vuestra colaboración. ¿Alguien se apunta?
Hubo varios segundos de silencio, hasta que una chica se atravió a levantar la mano, seguida de todos sus compañeros.
-Veo que nos ayudareis, me alegro de tener una banda del capitán así, pese a que vosotros no conocierais al capitán.
Pasaron algunos días, los tres jovenes y los pequeños apenas comían por llevar a cabo un plan que, por mucho que lo intentaran, parecía imposible. Pero al fin consiguieron el plan perfecto, con Grisam como cebo, algo que no gustó demasiado entre el grupo, pues perder a su capitán sería un duro golpe. Apenas se hizo de noche Grisam, acompañado del conjunto de jóvenes, fueron hasta la roca de Arrochar, junto con Pic, la cual había sido llamada, para acompañar a Grisam, cuidando de él detrás de cada sombra. No les fue demasiado difícil penetrar en la roca, puesto que Grisam ya lo había echo una vez, y no pensaba equivocarse. Encontró a Pervinca sentada en el alfeizar de un balcón, con la vista fija en la luna, con una seca sonrisa en sus labios.
-Buenas noches, Grisam-saludó sin mirarlo, seguía mirando la luna-¿como estas?
El chico tardo algo en acostumbrarse de nuevo a su voz, aunque el la recordaba mas dulce, pese a su brusquedad. Pero en cuanto se habituó se lanzó a darle un afectuoso abrazo.
-Grisam, no me abrazes-dijo solamente la joven mientras un timido brillo de añoranza cruzaba sus ojos-vete de aquí.
-Pe-pero Vi, ¿que dices?Acabo de encontrarte no puedo dejarte así-agregó el chico mientras giraba el cuerpo de ella un poco para que le mirara a los ojos. Descubrió en ellos algo oscuro y distante, algo que jamás abría imaginado.
-¿Y que quieres de mi?¿Acaso me pides que vuelva contigo a un pueblo en el que jamás aceptaran mi decisión?-preguntó imaginando ya todos los rumores que debían de recorrer el pueblo de punta a punta.
-Yo respetó tu decisión-añadió él mirándola fijamente-siempre he respetado tus decisiones-concluyó el con un cierto temblor de voz al pensar en cuantos líos se había mentido gracias a que amaba a Vi.
-¿Entonces respetarías mi decisión si te digo que me quiero quedar aquí?-lo interrogó mientras apartaba suavemente la vista.
-¿Que?¿Que te quieres quedar?-demandó el joven.
-Si, me quiero quedar, y no puedes hacer nada para cambiar mi decisión-contesto seriamente la chica.
-Vi, se que te han hipnotizado, pero piensa en tu hermana, piensa en tus amigos, piensa en mi-intentó Grisam-y piensa que te necesitamos, en especial tu hermana, no sabes lo mal que lo esta pasando.
-Lo se, Grisam, pero hay algo aquí que no me deja volver con vosotros, he elegido mi destino y no podeis hacer nada por cambiarlo.
-Entonces...-insinuó el joven mientras acercaba peligrosamente sus labios con los de ella-¿no quieres volver a verme?
Sin embargo, ella no se sonrojo, ni tampoco le dio ningún codazo cuando el beso surgió, solo se alejó de el y se levantó.
-Veo que aun no lo has comprendido, si no vuelvo es porque alguien que esta aquí me retiene, pero sin embargo no estoy presa. ¿No comprendes, verdad?Solo tienes que entender que no voy a volver al pueblo, y que no pienso dejar que mis sentimientos hacia ti te sirvan como unos hilos con los que puedes manejarme. Amo a otra persona, y él me entiende mejor que tú. Debes irte, porque ya sabe que estas aquí y no tardara en venir a matarte.
Grisam la miró con algunas lágrimas en los ojos. Ella le parecía demasiado adulta, demasiado....diferente. Se fue, sin hacer ningún ruido más que el de sus lágrimas cayendo entre las viejas baldosas del suelo. Pervinca sostuvo su mirada en el hasta que desapareció en la oscuridad. Una vez sucedió eso dejo una lágrima escapar de sus ojos, antes de abrirlos y que en ellos solo reluciera un destello de seguridad, como habían estado previamente de la charla.
Cuando el chico llego donde habían quedado muchos lo recibieron como un valiente héroe, pero sin embargo, Vainilla y Flox lo miraban con decepción.
-¿Porque no a venido?-interrogó Babú
-Ella...a elegido su destino-pudó responderle el joven, apenado
La joven comenzó un silencioso sollozo. Su amiga intentó consolarla, pero ella sabia que sus palabras jamás taparían la herida que había quedado en el corazón de la bruja de la luz. Mientras tanto Grisam miraba la ventana desde donde minutos antes Pervinca había estado mirando, y supo, que siempre los había vigilado. Sin embargo él ya sabia que la chica no volvería, ni siquiera por su hermana, pero que, pese a todo, se volverían a ver....Se volverían a ver...

To be continued...


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